La llegada y el auge de Internet junto a las nuevas tecnologías han provocado la competitividad para disponer los contenidos de la mejor manera facilitando al usuario la navegación, hasta el punto de que este discrimina entre aquello que asimila con relativa facilidad y lo que no. Para los sitios web de muchas empresas esto supone la diferencia entre el éxito y el fracaso, o la posibilidad de mejorar sus beneficios y simplemente no hacerlo. El usuario es cada vez más exigente, y al entrar en un sitio web espera que se lo den todo hecho, realizando el mínimo de esfuerzo. Precisamente este es el cometido de una buena arquitectura de la información, cuya misión es mejorar la interacción a través de cada página web.

Concepto de arquitectura de la información

La arquitectura de la información se encarga de organizar, etiquetar y estructurar los diferentes flujos informativos creando un mapa que guíe al visitante del sitio web mejorando en lo posible su experiencia de usuario. La persona destinada a esta función deberá ser capaz de determinar aquellos contenidos y funcionalidades propios del sitio web que se identifiquen con los objetivos y las expectativas del usuario al visitar nuestra página. No hay que obviar que cualquier usuario que entra en un sitio web tanto por primera vez como de forma recurrente, tiene unas necesidades informativas que espera satisfacer en cada página.

Sistemas de organización

Por tanto, nuestra meta como arquitectos de la información no es otra que la de ordenarla y estructurarla, haciéndola más accesible para el propio usuario. Para este cometido contamos con diferentes métodos que iremos desgranando a continuación. Por un lado, tenemos los sistemas de organización. Estos ordenan la información siguiendo un criterio definido. Puede ser exacto (si ordenamos la información de manera cronológica, alfabética o geográfica), o ambiguo (situando aquellos temas que no conocemos). También podemos estructurar la información de manera jerárquica a partir de registros, siguiendo el modelo de una base de datos, como hipertexto o modelo en la red, así como de forma secuencial (siguiendo una secuencia), o en tabla y combinándolo con otras estructuras.

Sistemas de etiquetado

A partir de aquí nos ocuparemos del sistema de etiquetado. Antes de escoger la estrategia utilizada para etiquetar el contenido deberemos atender a diferentes cuestiones de tipo semántico o léxico. No debemos pasar por alto la ambigüedad del lenguaje como su arbitrariedad. Por ello, deberemos ser realmente muy precisos a la hora de escoger los términos a etiquetar. De otra manera, corremos el riesgo de que el usuario podría abandonar el sitio web. Todo arquitecto de la información debe tener en mente enlaces contextuales en función del tipo de la información, títulos (su misión será establecer una jerarquía y describir el contenido), opciones del sistema de navegación (ayudarán al usuario a navegar por el sitio web), y términos para favorecer la indexación. Estos últimos permitirán establecer patrones de búsqueda a partir de palabras clave, por las que el usuario podrá filtrar aquello que necesita.

Sistemas de navegación

Una vez estructurado el contenido por etiquetas, toca hacer lo mismo a partir de categorías. Son los denominados sistemas de navegación, que permiten orientar al usuario a través del contenido mediante la creación de una imagen mental a partir de la identificación de la relación entre la información y el sitio web. Con todo, existen numerosas estructuras de navegación en función de las necesidades del usuario. Podemos escoger desde sistemas básicos, sistemas integrados, sistemas complementarios o un mapa del sitio. Todo mapa de un sitio web suele contar con un índice o una guía a disposición del usuario. En cambio, los sistemas de navegación no básicos se ponen en manos del usuario. En los sistemas de personalización es el propio usuario el que diseña su sistema de navegación en función de sus necesidades. Los sistemas de navegación visual o sociales, por su parte, se basan en el comportamiento del usuario.

Sistemas de búsqueda

Los sistemas de búsqueda se idean para ayudar al usuario a localizar una información concreta. En estos casos, el consumidor de información tiene claro aquello que quiere buscar y solo necesita acotar la búsqueda. En estos casos, el arquitecto de información cuenta con dos recursos. Primero, los sistemas de búsqueda reactivos que reaccionan a la acción del usuario. En cambio, los proactivos son sistemas inteligentes que realizan la búsqueda de forma automática, sin acción previa del usuario. Los baremos que utilizan los sistemas de búsqueda proactivos se basan en los temas más utilizados por el usuario, su información de perfil y sus propios intereses. Es muy importante ser precisos con los términos utilizados para que el sistema de búsqueda indexe correctamente los contenidos.

Lenguajes documentales

Al igual que en otros métodos de arquitectura de la información, la indexación es clave para que el usuario pueda encontrar aquello que busca de forma exitosa. De hecho, el propio arquitecto debe tomarse su tiempo a la hora de elegir aquellas palabras clave de forma precisa, que faciliten las búsquedas del usuario. La indexación permite la creación de metadatos, asociados a los diferentes elementos para el diseño de páginas web, de los que surgen asociaciones a los sistemas de búsqueda, etiquetas o navegación explicados anteriormente. Con este mismo método surgen también los lenguajes documentales. Se forman a partir de los distintos términos del lenguaje natural que facilitan la búsqueda al usuario. Existen diferentes tipos de lenguaje documental. El lenguaje libre se extrae directamente de textos a partir de las palabras que no pertenecen al fichero de palabras vacías. También puede ser controlado. Se basan a través de relaciones de sinonimia (como los anillos de sinónimos o fichero de autoridades), o de jerarquía (a partir de taxonomías, clasificación o lista de encabezamiento de materia). El tesauro, en cambio, es un lenguaje documental que engloba ambos criterios.

Metodología de trabajo

La metodología de trabajo usada en la arquitectura de la información no difiere demasiado del método científico tan conocido. Todo se basa en las necesidades del usuario y el tipo de contenido al que nos enfrentamos. Por ello, inicialmente se llevará a cabo una fase de análisis donde se definirán los objetivos y los pasos a seguir. También, como no podía ser de otra forma, se llevará a cabo un análisis tanto de contenido como de público objetivo a partir de estadísticas, o cuestionarios y entrevistas. Una vez realizada esta fase inicial, se pasará a una fase de diseño que englobará el inventario y el modelo de contenidos, y la representación de vocabulario o palabras claves. Finalmente, se realizará la fase de implantación, antes de evaluar la propuesta, desarrollarla en el sitio web y crear los libros o guías de estilo utilizados en todo el proceso.

Conclusiones

La correcta distribución de los contenidos gracias a una buena arquitectura de la información es un tema al que merece la pena dedicar tiempo desde el principio, sobre todo en la creación de sitios web de cierta complejidad o inspirados en diferentes temáticas, variedad de servicios o diversas familias de productos. El IngenioVirtual realizamos sitios web corporativos y para el comercio electrónico considerando estos aspectos, y tomando como referencia otros trabajos o ejemplos resueltos con el mejor criterio. Si necesitas crear o renovar un sitio web asociado a tu actividad ponte en contacto, te asesoramos sobre las diferentes fases para desarrollarlo según los requerimientos.

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